jueves, 19 de agosto de 2010

Para ella!

¡Qué extraña y exótica sonaste en mi cabeza aquélla primera vez!
Tan misteriosa, tan peligrosa... Si, peligrosa sería la palabra exacta.
Tantas personas te temían que te observé, desde la distancia, con
prudencia y reserva. Tantas voces se proclamaban en tu contra...
Infundías tanto miedo en tanta gente... Me avergüenza pensar que
llegué a repudiarte, o a alzar comentarios contra ti. Me sonroja ahora
mismo verme en aquella época a mí, de esa guisa. Sin embargo
forma parte de mi pasado, mis años mozos. Cabeza loca.
Me rondó otra. Y caí, presa de sus encantos. Con ella todo parecía
tan fácil... Y la gente tampoco hablaba mal de ella. Estaba bien
posicionada, pese a que pretendía dar un aspecto desaliñado. La
gente me sonreía entusiasmado cuando conocían mi nueva
compañía. Hasta que la conocí. Al principio no me asusté tanto al
conocer sus secretos. Todos cometemos errores, ¿No? Aunque más
tarde, escapé, ahuyentado. No sabía a dónde ir, qué hacer con mi
vida. La confusión golpeaba mi sien. ¿Qué hacer? ¿A quién acudir?
Me sentí desamparadx. Desnudx entre un río de gente. Solx en un
baile donde todxs tienen pareja. Desamparadx. Hundidx.
Y volví a saber de ti. Te volví a conocer. Quizá con mayor recelo,
todavía influidx por la opinión que la gente que tiene de ti. Fui
conociéndote poco a poco. Tu forma perfecta, tu rostro
deslumbrante. Tu maravillosa cabeza. Y empecé a amarte. Otra vez
volvía a tener pareja de baile. Me proporcionaste un bañador para
nadar entre esa marea de gente. Me diste alas. Aquella felicidad que
me proporcionaste entonces, ese calor... que todavía hoy perdura. Y
que espero no se enfríe. No sólo has dado sentido a mi vida. Has
hecho que gran parte de las cosas que he hecho o pensado hasta
ahora cobren sentido. Te amo. Te quiero. No contemplo una vida sin
ti. La sola idea de abandonarte hace que me entren escalofríos. Daría
la vida por ti. Daré la vida por ti. Sueño con un mundo, lxs dos,
viendo el amanecer. Contemplando las estrellas, pasando frío un día
de invierno o mojándonos bajo la lluvia. Y contemplarte. Sentir que
te amo y que no puedo vivir sin ti. Y ser feliz al saber que tú si que
puedes hacerlo sin mí. Eres lo que me da fuerza en momentos de
flaqueza. Aquella razón por la que me levanto por las mañanas, y lo
que sueño cuando me acuesto. A lo que aspiro, y por lo que suspiro.
Y nunca me cansaré de decirte que te amo... anarquía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario